En cualquier relación social puede haber discrepancias y el ámbito laboral no es una excepción.
En los últimos tiempos, gran parte de la economía global ha sufrido un importante retroceso, aumentando significativamente el desempleo. Esta realidad, se ha venido acentuando cada vez más en nuestro país por distintas razones, principalmente por una inadecuada gestión.
La alta carga impositiva para las empresas y la falta de disciplina financiera de estas últimas, han causado que muchos trabajadores abandonen sus puestos de trabajo "voluntariamente” debido al impago reiterado de salarios.
En este punto conviene recordar que, un contrato laboral conlleva obligaciones reciprocas, el trabajador entrega el máximo valor del que dispone el ser humano; su tiempo , y esa entrega de esfuerzo y tiempo de vida se otorga a cambio de una cantidad determinada de dinero aceptada socialmente. Esta cuantía pecuniaria debe ser mínimamente adecuada y percibirse de forma periódica, para que cualquier trabajador pueda vivir dignamente.
En síntesis, ningún trabajador tiene el deber de soportar que no se respeten sus derechos y mucho menos uno tan esencial como es la percepción de salarios.
Para tratar de solventar este tipo de anomalías consistente en el impago de salarios, la normativa vigente nos proporciona medios legales para instar la resolución del contrato laboral obteniendo una indemnización a favor del trabajado idéntica a la del despido improcedente.